miércoles, 26 de diciembre de 2018

China construye un parque de atracciones sobre el comunismo

Varios estudiantes de una universidad de la provincia de Anhui ondean banderas de China. STR (AFP)
Los miles de turistas “rojos” en China tendrán próximamente otro destino al que acudir para celebrar su patriotismo. El grupo Wanda, uno de los conglomerados más grandes de China en ocio e inmobiliaria, construirá un parque de atracciones y un enorme complejo de entretenimiento basado en el comunismo. El proyecto se llevará a cabo en la ciudad china de Yan’an, situada en la provincia de Shaanxi, considerada la cuna y centro neurálgico de la revolución comunista de China al ser el punto final de la Larga Marcha que llevó a cabo el Ejército rojo durante un año.

El proyecto se firmó este mes y contará con una superficie de 1,3 kilómetros cuadrados, con el mencionado parque de atracciones, teatros, cines, centros comerciales u hoteles. Wanda, en un comunicado, explicó que todos los edificios estarán ambientados en los años 30 del siglo pasado, cuando en plena guerra civil china la ciudad se convirtió en el refugio del bando comunista. El complejo supondrá una inversión de alrededor de 12.000 millones de yuanes (unos 1.500 millones de euros) y se abrirá al público en el año 2021, coincidiendo con el primer centenario de la fundación del Partido Comunista de China.

“(El complejo) integrará la educación patriótica, el turismo vacacional y experiencias para conocer el patrimonio cultural intangible del sitio”, aseguró el grupo promotor en un comunicado, que fue accionista del Atlético de Madrid y da nombre al estadio del equipo. El fundador de Wanda, Wang Jianlin, aseguró que con este proyecto el conglomerado “muestra su compromiso con el espíritu de Yan’an”.

Más allá de la viabilidad económica del proyecto –Yan’an es un centro de peregrinaje para muchos ciudadanos chinos cada año y recibió 49 millones de turistas en los primeros nueve meses de 2017– la elección del sitio y parece responder a una forma para redimir los pecados del conglomerado ante las autoridades chinas. El año pasado, Wanda se vio forzada a deshacerse de parte de su cartera hotelera y de complejos turísticos con el objetivo de repagar préstamos. Se trató de una cadena de importantes desinversiones ante la presión de Pekín, que consideró a la empresa como un riesgo sistémico por su abultada deuda. Hasta entonces, Wanda había expandido sustancialmente sus activos dentro y fuera de China.

Este 2018, Wang y su imperio han optado por un perfil bajísimo, lejos de las constantes inauguraciones de complejos por toda China o la firma de acuerdos millonarios para adquirir empresas extranjeras de años anteriores. Otro de sus anuncios importantes ha sido la creación de un proyecto de similar envergadura en Lanzhou, una ciudad en el oeste del país clave en el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda que abandera el presidente chino, Xi Jinping.

Fuente: El País

Shenzhen: la ciudad de los 16.000 autobuses eléctricos (y ahora van a por los taxis)

Estación de autobuses de Shenzen. (Kanmu / Getty)
De 30.000 habitantes a convertirse en una de las gigantescas metrópolis de China. Hace tan solo cuatro décadas, Shenzhen era un pueblo costero de pescadores. Sin embargo, hoy, ya es conocida como el Silicon Valley chino donde tienen su origen las principales innovaciones punteras en el sector de la tecnología.

La ciudad de Shenzhen ha cambiado mucho en todo este tiempo. Y, aunque quizás para muchos haya pasado desapercibida, sus parques empresariales y numerosos rascacielos han irrumpido con fuerza y, sobre ella, se ha consolidado la revolución sociodemográfica que viven las principales ciudades chinas. Un reflejo del cambio acelerado, la aglomeración y la migración de masas desde las zonas rurales a las (prósperas) urbes costeras.

De hecho, este rápido crecimiento urbano e industrial ha traído consigo una elevada contaminación a la que tienen que hacer frente los más de 12 millones de habitantes que conviven en ella. Por ese motivo, en un intento por continuar siendo la superpotencia del siglo XXI y reducir la contaminación en la localidad, el Gobierno municipal ha sustituido los autobuses diésel por una flota de 16.000 buses eléctricos puros y, por tanto, “cero emisiones” con los que poder reducir las emisiones de CO2 y otros contaminantes como los óxidos de nitrógeno, hidrocarburos y las partículas en un 48%.

Los nuevos parques y rascacielos que dominan Shenzhen. (real444 / Getty)
Y no son datos desorbitados. Ya en 2014, durante la Asamblea Popular Nacional, el primer ministro de China, Li Keqiang, señaló que “declararían la guerra a la contaminación”. Cuatro años después de esta proposición, los datos han revelado que China está ganando la batalla a una velocidad vertiginosa. Es más, según un estudio elaborado por Bloomerg New Energy Finance , 29 ciudades han reducido la concentración de partículas finas en el aire un 32 por ciento (¡en tan solo cuatro años!).

Por ello, para seguir librando esta guerra, el régimen chino ha decidido mostrar que el país oriental es uno de los grandes impulsores del bus eléctrico. Concretamente, el 98,3% de la flota global de autobuses eléctricos opera en este país con 170.000 unidades circulando en todas sus ciudades. Tan solo en Shenzhen, los 16.000 buses urbanos eléctricos se han convertido en los vehículos “más limpios y menos contaminantes” para la población y, además, apenas generan contaminación acústica.

Desde que están en funcionamiento, la compañía Shenzhen Bus Group ha calculado que han conseguido reducir 440.000 toneladas de CO2, al año. Y, por si fuera poco, a las evidentes ventajas medioambientales, hay que sumarles las de rentabilidad. Incluso en el peor de los casos, el autobús eléctrico saldría más barato que uno convencional, después de quince años de uso. Es decir, la diferencia de precio se vería reflejada en la factura a partir de los 60.000 kilómetros. Y, aunque parezca una distancia muy elevada, esto solo significa realizar como mínimo 164 kilómetros por día, se deduce del estudio.

Un proceso costoso

Sin embargo, la implantación de decenas de autobuses eléctricos en la ciudad es muy costosa. En el caso de Shenzhen, “más de la mitad del precio del autobús ha sido financiado por el Gobierno”, ha reconocido Joseph Ma, subdirector general de la compañía, en una entrevista para The Guardian . Sin esta ayuda, difícilmente, las ciudades se pueden plantear establecer un modelo económico y sostenible para su transporte.

Otra de las complicaciones a la hora de conseguir plena inclusión del transporte eléctrico son las puntos de recarga. Aproximadamente, Shenzhen cuenta con 40.000 pilas de carga y un total de 180 instalaciones repartidas por toda la ciudad para poder cargarlas. “La mayoría de autobuses se cargan dos horas por la noche y ya pueden realizar un servicio completo de 200 kilómetros”, ha añadido Ma.

¿Y los taxis?

Esto es otro cantar. Para conseguir reducir las emisiones de CO2 a través de los taxis, los 22.000 vehículos que conforman la plantilla operativa en la ciudad deberían ser reemplazados. Y, de nuevo, Shenzhen Bus Group se ha adelantado y ya ha sustituido los 4.600 modelos que posee por vehículos puramente eléctricos.

Pero, otra vez, nos topamos con el mismo inconveniente: la recarga. En este caso, además, hay que sumar que los taxis no tienen rutas fijas y que, a la hora de poner a cargar los vehículos, pueden surgir problemas debido a la falta de estaciones. “Todavía estamos buscando soluciones y estamos pensando en alguna medida como incluir estos espacios de estacionamiento en áreas públicas o en los principales centros gubernamentales”, han explicado desde la compañía.

Madrid y Barcelona

Las principales ciudades españolas ya han dado los primeros pasos para avanzar en la “electrificación” de la flota municipal, dentro de su compromiso con la sostenibilidad y la búsqueda de alternativas para reducir el impacto del transporte en el medio ambiente. Su objetivo es conseguir una óptima calidad del aire en estas ciudades, a través de autobuses sostenibles y poco contaminantes.

Concretamente, en Madrid, el Ayuntamiento y la Empresa Municipal de Transportes (EMT) ya han emprendido un proyecto de movilidad sostenible a través de la renovación de las flotas de autobuses municipales para cumplir con el Plan A de Calidad de Aire y Cambio Climático, de cara al 2020. Por el momento, la capital cuenta con 15 buses cien por cien eléctricos y, entre 2019 y 2020, se prevé incorporar otros 40 autobuses eléctricos de modo que a finales de 2020, la flota de la EMT alcance los 93 vehículos de propulsión eléctrica, según han comunicado desde el Ayuntamiento.

Uno de los autobuses eléctricos que opera en Barcelona. (Marc Arias)
Y, en el caso de Barcelona, Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) lleva tiempo adaptando su flota para reducir las emisiones de gases contaminantes. De hecho, el consejero delegado de TMB , Enric Gañas, ya ha explicado que la compañía va a sustituir 449 autobuses diésel y de gas natural comprimido de primera generación por autobuses híbridos, eléctricos y de gas natural más avanzados entre 2017 antes del 2020. La renovación supone pasar de los 205 autobuses híbridos actuales a 393, y de cuatro eléctricos puros a 56, mientras que la flota de gas natural se mantendrá alrededor de las 380 unidades, ya que se sustituyen antiguos por nuevos de la misma tecnología.

Fuente: La Vanguardia

martes, 25 de diciembre de 2018

Comprender el mundo en el que luchamos: el caso de la China popular

Después de tantas estatuas de Marx y Lenin retiradas tras el fin de la Unión Soviética, China ofrece a la ciudad de Tréveris en Alemania, donde nació Carlos Marx, una estatua inaugurada el 5 de mayo de 2018, en conmemoración del bicentenario de su nacimiento.

Por el Cercle Henri Barbusse

El ascenso del "socialismo con características chinas" genera cada vez más miedo en el capitalismo imperialista y a sus grandes fortunas pero también incomoda a las fuerzas políticas que buscan a lo largo y ancho del mundo una alternativa a la ideología y a las políticas liberales y neocoloniales del capitalismo mundial.

Los imperialistas estadounidenses y europeos se esfuerzan en camuflar las diferencias entre su sistema de explotación del hombre por el hombre basado en la propiedad privada de los medios de producción e intercambio, la plusvalía, el beneficio máximo, y el "socialismo con características chinas".

En los países imperialistas (USA, UE, Japón) decadentes y en crisis, las fuerzas sociales y políticas que buscan una alternativa a los efectos devastadores del capitalismo ignoran las diferencias entre el Occidente capitalista-imperialista y el "socialismo de mercado" chino. Al ignorarlas, estas fuerzas alternativas antiliberales, incluyendo las que se reclaman del comunismo, miran a otra parte en búsqueda de una hipotética tercera vía en lugar de hacer un estudio serio y científico de la experiencia china en las condiciones actuales de la correlación de fuerzas nacida de la derrota temporal del campo socialista. Las experiencias de China, de Corea del Norte, de Vietnam y de Cuba, supervivientes del campo socialista derrotado, son erróneamente consideradas sin interés alguno. Así, algunos hablan del "socialismo del siglo XXI" adoptando la táctica de la avestruz ante estas experiencias y sin definir el contenido de clase, ni el fondo, ni la forma.

Esta consigna vacía da así la vuelta al mundo. Incluso en las neocolonias y países dependientes, vemos una actitud idéntica influenciada por la propaganda imperialista occidental que presenta a China como un "nuevo imperialismo competidor" y depredador.

Esto es particularmente cierto en África donde permanecen en silencio algunos "ex-prosoviéticos" mientras que algunos "ex-maoístas pro-chinos", al igual que las burguesías neocoloniales, repiten como loros la mentira propagada por sus amos imperialistas occidentales acerca del "nuevo colonialismo chino". Es por tanto necesario analizar la evolución de China a la luz del reto de la lucha de clases entre capital y trabajo, de la lucha de liberación nacional de los pueblos contra la opresión imperialista y del enfrentamiento inevitable entre imperialismo y supervivientes del campo socialista, del que vemos ya algunas manifestaciones con el bloqueo contra Cuba y Corea del Norte y la guerra económica contra China y el nuevo ciclo de guerras imperialistas.

África, Sudamérica y China bajo dominación

China es una de las más antiguas civilizaciones de la humanidad. Ha sido una potencia feudal bajo los distintos emperadores que la han gobernado durante siglos. Es considerada por algunos economistas como la primera economía mundial hasta principios del siglo XVIII.

Mucho antes de la era capitalista inaugurada con la expedición de Cristóbal Colón hacia las Américas, la China feudal era también una potencia científica y tecnológica como ilustran las expediciones marítimas del navegador chino Zheng He, almirante de la flota imperial del emperador Zhu Di (Yong Le), de la dinastía Ming: "La preparación de las expediciones es meticulosa, con la fundación por ejemplo de un instituto de lenguas extranjeras en Nanjing. Los intercambios comerciales son numerosos. De uno de estos viajes, trae una jirafa de Malindi, una ciudad swahili (el actual Kenya), que es considerada en China como un ejemplar del qilin, un animal legendario. Oro, plata, porcelana y seda son intercambiados por marfil y animales exóticos, como la cebra, el dromedario o la avestruz. Zheng He explora, durante todos estos años de viaje, las costas del sudeste asiático (en particular Java y Sumatra en la actual Indonesia); numerosas islas del Océano Índico (en particular el actual Sri Lanka). Remonta el Mar Rojo hasta Egipto y baja las costas africanas hasta Mozambique. Es después de una de estas expediciones que en 1414, el sultán de Malindi (en el actual Kenya) inaugura relaciones diplomáticas con China. Antes de estas exploraciones, la única otra expedición china lejana documentada es la del monje Xuanzang para traer de la India textos budistas, expedición que luego será relatada en la famosa obra La Peregrinación hacia el Oeste, aunque algunos testimonios dan fe de viajes hasta la península arábiga ya desde la dinastía Han, a principios del primer milenario. Cartas marítimas chinas circulan en el golfo pérsico entre marineros árabes, seguidos por los venecianos" (Wikipedia). Pero "a diferencia de los portugueses, los viajes de exploración emprendidos por los chinos no condujeron a una empresa de expansión ultra-mar" (ídem). Efectivamente, es el capitalismo europeo quien iba a abrir a partir de 1492 un periodo de conquistas territoriales y comercio triangular mediante la trata de negros de África después del genocidio de los amerindios.

Es después de las guerras del opio en el siglo XIX cuando las potencias capitalistas de Europa sojuzgaron a China, que seguía siendo feudal. Toda la parte marítima de China fue sometida por la violencia al comercio de las potencias capitalistas de Europa, que iniciaron el desmembramiento de China al apropriarse Hong Kong y Macao, que solamente fueron restituidas en 1997 [NdT: allí hay un error del autor del texto, pues Macao fue restituida en 1999].

Ilustración de un periódico anticolonialista francés durante las guerras del opio en China (siglo XIX)
China se convirtió así en una semi-colonia en la cual se realizó una revolución antifeudal que instauró en 1912 la República, antes de que en 1949 el Partido Comunista, que encabezaba a los obreros, los campesinos y la burguesía nacionalista, haga realidad la revolución que liberará definitivamente al país de la opresión imperialista fascista del Japón imperial, de los feudales y del semi-colonialismo para unirse como Democracia Popular al campo socialista.

África también conoció tiempos de gloria con el Egipto faraónico, que es la más antigua civilización de la cuenca mediterránea y del mundo, como explica el historiador Cheikh Anta Diop.

Historiadores africanos revelan incluso que "Abubakri II (o Abubakar II, apodado el "emperador explorador") sería un emperador de Malí que habría reinado entre 1310 y 1312. En la tradición de los soberanos navegadores, habría partido hacia el oeste hasta la costa del Océano Atlántico, desde donde habría lanzado dos expediciones marítimas para ver "lo que había al otro lado del gran charco". Habiendo tomado la dirección de la segunda, jamás regresó de ella. Algunos han afirmado que habría llegado a América (antes de Cristóbal Colón), donde unos "negros" habrían sido apercibidos en el continente, como reportan López de Gómara o Pedro Mártir de Anglería. La fuente de esta historia se encuentra en la enciclopedia Masalik al-Absar de Shihab al-Din al-Umari (1300-1349), historiador de origen sirio, activo en Egipto. Este último tenía 24 años cuando el emperador maliense Mansa Musa dio de qué hablar en Egipto por su riqueza en oro cuando hizo su peregrinaje a La Meca en 1324. Según Al-Umari, cuando el gobernador de El Cairo le preguntó como consiguió el trono, Musa Ibn Amir Hajib contestó que aseguró la regencia del imperio cuando su predecesor partió hacia el Océano Atlántico" (Wikipedia).

Los imperios de Soninke, de Malí y de Songhai, por quedarnos en el oeste africano, y la Carta de Mandén bajo el emperador Sundjata Keita, que se puede considerar como uno de los textos más antiguos sobre los derechos humanos, son también pruebas históricas de que África conoció un proceso de evolución endógeno que solamente sería interrumpido con el nacimiento del capitalismo en Europa, con la trata de negros, la colonización y el semi-colonialismo. Lo mismo ocurre con América con las civilizaciones Inca y Azteca, sin olvidar las civilizaciones de la cuenca mediterránea, árabes, persas y turcos, cuyos aportes científicos y tecnológicos también serán importados por Europa, donde nacerá el capitalismo.

De esta manera Asia, América y África van a ser integradas mediante la violencia y la dominación en el proceso de "globalización capitalista", cuya fase superior es el imperialismo, con su fusión del capital bancario e industrial, sus empresas monopolísticas, sus guerras y su reparto colonial del planeta. El curso histórico del desarrollo endógeno de los modos de producción pre-coloniales hacia el capitalismo será interrumpido por la anexión colonial y el neocolonialismo.

Asia despega, en particular China

En el XIX Congreso del Partido Comunista Chino, el informe de su Secretario General, Xi Jinping, hace el balance siguiente: "la edificación económica ha cosechado éxitos importantes [...] Se ha mantenido un crecimiento medianamente elevado de la economía, de manera que nuestro país se encuentra en el primer rango de los principales países del mundo. Pasando de 54 billones de yuanes a 80 billones, el PIB de nuestro país ocupa el segundo lugar del mundo, con una contribución superior al 30% al crecimiento de la economía mundial. La reforma estructural desde el lado de la oferta se ha mantenido en profundidad, lo que ha permitido una optimización continua de nuestra estructura económica; la economía numérica y otras industrias nuevas han conocido un desarrollo fulgurante; la construcción de infraestructuras como líneas ferroviarias de alta velocidad, las rutas, los puentes, los puertos y los aeropuertos se ha acelerado. La modernización de la agricultura ha progresado a paso seguro, llevando la capacidad de producción de cereales a 600 millones de toneladas. La tasa de urbanización ha crecido de media un 1,2% al año, mientras que 80 millones de rurales se han instalado para convertirse en urbanos [...] La estrategia de desarrollo mediante la innovación ha sido aplicada de manera enérgica [...] se han logrado grandes realizaciones científicas y tecnológicas, como el módulo espacial Tiangong, el sumergible Jiaolong, el radiotelescopio esférico de apertura única Tianyan, el explorador de partículas de materia negra Wukong, el satélite de comunicación cuántica Mozi y el gran avión portador [...] los trabajos de construcción en los islotes y los arrecifes en el Mar de China Meridional. Se ha perfeccionado poco a poco un nuevo sistema de economía abierta, mientras que nuestro comercio exterior, nuestras inversiones en el extranjero y nuestras reservas de divisas se han clasificado sólidamente en las primeras filas en el mundo."

La cooperación soviética permitió durante los años 50 que se inicie una industrialización real en la China Popular (cartel de los años 50)
Los logros del socialismo-comunismo chino no se detienen aquí, también reparan las injusticias de la dominación imperialista: "El trabajo respecto a Hong Kong, Macao y Taiwán ha alcanzado nuevos progresos. Al aplicar integralmente y con precisión el principio de "un país, dos sistemas", hemos ejercitado firmemente el poder de gobernanza global atribuido a la autoridad central por la Constitución y las leyes fundamentales sobre las regiones administrativas especiales de Hong Kong y Macao, hemos profundizado los intercambios y la cooperación entre la parte continental y sus dos regiones, y hemos asegurado la prosperidad y la estabilidad de estas últimas. Al mantener el principio de una sola China y el 'consenso de 1992', hemos promovido el desarrollo pacífico de las relaciones entre las dos orillas del Estrecho de Taiwán [...] Hemos sabido reaccionar juiciosamente a los cambios de la situación política en Taiwán y hemos combatido con firmeza las fuerzas secesionistas..." (ídem).

La China socialista ha "por otra parte [...] tomado la iniciativa de construir una comunidad de destino para la humanidad y promovido la reforma del sistema de gobernanza mundial. Todo ello ha permitido a China gozar de una influencia creciente en el plano mundial, suscitar una adhesión creciente alrededor de ella y jugar un papel cada vez más activo en la remodelación de las relaciones internacionales. Así es como hemos podido aportar nuevas e importantes contribuciones a la paz y al desarrollo en el mundo" (ídem).

Los comunistas chinos consideran que "con la entrada del socialismo con características chinas en la nueva era, la principal contradicción en la sociedad china se ha transformado en la contradicción entre la aspiración creciente de la población a una vida mejor y el desarrollo desequilibrado e insuficiente de China. Nuestro país ya ha conseguido asegurar la satisfacción de las necesidades elementales y cotidianas de más de 1000 millones de personas, a conseguir en lo esencial una prosperidad media, y a alcanzar pronto la edificación integral de la sociedad moderadamente acomodada; las necesidades de la población para una vida mejor [...] exigente no solamente en lo que respecta a la vida material y cultural, sino también con respecto a la democracia, la legalidad, la justicia, la seguridad y el medio ambiente [...] Mientras que las fuerzas productivas sociales en China se encuentran en su conjunto en un nivel mucho más elevado y que nuestro país está en el primer rango mundial en numerosos terrenos en términos de capacidad de producción, el problema del desarrollo desequilibrado e insuficiente se impone con agudeza y es considerado además como el principal hándicap para satisfacer la aspiración creciente de la población a una vida mejor [...] El Partido y el Estado deben entonces actuar [...] al perseguir nuestros esfuerzos a favor del desarrollo, hacer todo lo posible para resolver el problema ligado a un desarrollo desequilibrado e insuficiente, y mejorar sensiblemente su calidad y sus logros, de manera a satisfacer de la mejor manera las necesidades crecientes de la población en los terrenos económico, político, cultural, social y ecológico" (ídem).

La bandera china fue concebida en 1949 por un comunista que había luchado contra el fascismo japonés, Zeng Liansong, ganando un concurso nacional entre 3000 proposiciones. La estrella más importante representa la revolución china, garante de la unidad nacional representada por las cuatro estrellas, cada una de las cuales correspondiendo a una clase social china: clase obrera, campesinado, pequeña burguesía y burguesía nacional. La primera bandera china se alzó en la plaza Tiananmen en Beijing por Mao Zedong en persona, el 1º de octubre de 1949, en el momento de la fundación oficial de la República Popular China
Los comunistas chinos definen "esta transformación de la principal contradicción social en China [como] un cambio histórico [que] reviste una importancia capital tanto para la historia del desarrollo de la República Popular China y de la nación china, como para la historia del socialismo a escala mundial y la historia de la sociedad humana" porque "frente a este desafío de la época, nuestro partido se ha guiado por el marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong, la teoría de Deng Xiaoping, el importante pensamiento de la 'Triple Representatividad' y la concepción científica del desarrollo [...] Fieles al materialismo dialéctico y el materialismo histórico, y en función de las nuevas condiciones de la época y de las exigencias de la práctica, el Partido ha adoptado una visión nueva para profundizar en sus conocimientos sobre las leyes que rigen el ejercicio del poder por los partidos comunistas, la edificación socialista y la evolución de la sociedad humana y ha efectuado continuamente investigaciones teóricas [...] el pensamiento del socialismo con características chinas de la nueva era representa la última conquista de la sinización del marxismo así como la cristalización de la experiencia y la sabiduría colectiva del partido y del pueblo" (ídem).

Los comunistas chinos planifican que "el periodo que separa el XIX Congreso del XX Congreso nacional del Partido constituye el periodo de transición entre los objetivos de los 'dos centenarios' [...] La primera fase va de 2020 a 2035; fase durante la cual, partiendo del establecimiento de la sociedad moderadamente acomodada, perseguiremos nuestros esfuerzos por realizar lo esencial de la transformación socialista. China verá entonces su potencia económica, científica y tecnológica crecer considerablemente, y se alzará al primer rango de los países innovadores [...] La segunda fase va de 2035 hasta la mitad del siglo; fase durante la cual, partiendo de la modernización realizada en lo esencial, vamos a perseguir nuestros esfuerzos durante otros 15 años para transformar nuestro país en un gran país socialista, hermoso, moderno, próspero, potente, democrático, armonioso y altamente civilizado [...] China se alzará al primer rango en el mundo" (ídem).

Estudiar científicamente la experiencia china

En vista de este informe, se revela que el Partido Comunista Chino (PCCh) sigue afirmándose como partido marxista-leninista que tiene como objetivo seguir con la edificación del socialismo. Los comunistas escépticos o que se hacen preguntas sobre la experiencia china se ven confrontados ante los hechos, ante la realidad objetiva de una estrategia de "socialismo de mercado", que también podríamos llamar "capitalismo de Estado", lo cual no cambia nada al fondo, y cuyos logros consistentes en el desarrollo económico, social y cultural de este país-continente de más de 1000 millones de habitantes han sido logrados por el Partido Comunista, es decir la vanguardia del proletariado chino.

En el marco del bicentenario del Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, el 24 de abril de 2018, el secretario general del PCCh, Xi Jinping, lo calificó de "obra monumental que ofrece una perspectiva científica sobre el desarrollo de la sociedad humana, beneficiando al pueblo y buscando la liberación de la humanidad". Añadió que "el Partido Comunista Chino es un heredero leal del espíritu del Manifiesto del Partido Comunista".
El Estado en China dirigido por el Partido Comunista posee así la inmensa mayoría de las empresas estratégicas e innovadoras y de los bancos. La planificación central existe, fijando objetivos macroeconómicos a alcanzar, así como el marco donde se inscribe el sector privado, tanto grande, como mediano y pequeño. Incluso las zonas especiales abiertas a las deslocalizaciones de antaño han sido concebidas en función de una estrategia de transferencia de tecnologías y de recuperación tecnológica en las cuales el nivel de vida y los salarios han ido cambiando radicalmente a medida que se fueron cumpliendo los objetivos.

En la base de la existencia de la burguesía en el país e incluso en el partido, está la diferenciación teórica y práctica entre burguesía nacionalista y compradora, es decir la oposición entre la fracción de la burguesía que lucha por la independencia nacional y la que se vende al imperialismo. En China, la burguesía compradora históricamente se ha refugiado en lo esencial en Taiwán, Hong Kong y Macao. La que se había quedado en la China continental se alió con el Partido Comunista y es incluso militante del mismo. En el Partido y en el Estado coexisten proletariado, campesinado, intelligentsia y burguesía nacionalista. Estas clases sociales que tienen por objetivo la revolución de liberación nacional anti-imperialista aceptan la dirección del Partido Comunista que pilota el proceso de desarrollo nacional que está en la base de la edificación de la sociedad socialista.

¿No vemos allí elementos que se encuentran en la estrategia diplomática defensiva para la paz de Corea del Norte que reúne en parte a sectores de la burguesía surcoreana contra la agresividad de los imperialistas USA y que tiene como objetivo "un país, una nación, un pueblo y dos sistemas"? ¿No vemos allí un aspecto del "socialismo de mercado" vietnamita? ¿No vemos allí la vía adoptada por Cuba con los "trabajadores por cuenta propia"?

Se puede señalar la contradicción permanente entre los intereses de clase del proletariado, del campesinado pobre y de la burguesía. Pero no se puede ignorar que el factor NACIONAL, es decir la liberación nacional y la salida del subdesarrollo impuesto por el imperialismo puede hacer prevalecer la unidad de contrarios. Lucha de contrarios y unidad de contrarios están en relación dialéctica de manera que la lucha de contrarios puede temporalmente (y dependiendo de la situación objetiva durante un periodo histórico relativamente largo) ceder su lugar estratégico de contradicción principal a la unidad de contrarios. Se trata aquí de un compromiso entre clases sociales patrióticas.

Es manifiestamente lo que ocurre en China. Hay que mirar esta ecuación no solamente desde el punto de vista del proletariado, del campesinado por largo tiempo mayoritario en China, sino también desde el punto de vista de la burguesía nacional. Uno de los factores clave aquí es el interés común a todas las clases de la sociedad china (con excepción de la burguesía compradora) de acabar con el hambre, el semi-colonialismo y el semi-feudalismo y, después de las dos revoluciones en 1912 y en 1949, de edificar un país y una sociedad desarrollada oponiéndose al imperialismo.

Allí es donde los dirigentes del PCCh han sabido, a partir del análisis concreto de las condiciones de su país, proponer a las clases sociales una alianza que las reúna a todas (proletariado, campesinado, intelligentsia y burguesía nacionalista) bajo la dirección de los comunistas para liberar y desarrollar el país. Mao Zedong fue el primero en haber teorizado tal alianza estratégica que pone en movimiento la dialéctica de "la lucha y unidad de contrarios" a partir de la diferencia entre "contradicción principal y secundaria". La experiencia china demuestra que en algunas condiciones la burguesía nacionalista puede aceptar temporalmente el papel dirigente del Partido Comunista, el cual favorece un compromiso que permite el beneficio capitalista al mismo tiempo que eleva el nivel de vida general del conjunto de los trabajadores.

Sello norvietnamita de los años 50 que celebra la unidad de los tres partidos comunistas (vietnamita, chino y soviético)
Puede haber una lectura correcta o oportunista de tal diferenciación entre "contradicción principal o secundaria", como lo demostró la "teoría de los tres mundos" que, históricamente, condujo a China y a Mao Zedong a aliarse con el imperialismo USA contra la supuesta "superpotencia fascista soviética". Los revisionistas soviéticos habiendo sido los primeros en teorizar el abandono de la lucha de clases y la transición pacífica mediante una alianza electoral con la socialdemocracia, antes de que los eurocomunistas se hundan aún más en ello por antisovietismo y rechazo de la Revolución de Octubre de 1917. Recordemos aquí que solamente los Partidos Comunistas de Cuba y Vietnam intentaron en vano evitar la división del Movimiento Comunista Internacional en los años 70 [NdT: aquí también hay un error del autor del texto, más bien serían los años 60, puesto que en los años 70 tanto Cuba como Vietnam se habían alineado con la URSS].

Elevar una barrera infranqueable entre las experiencias soviética, china, coreana, vietnamita y cubana, etc., es una desviación de izquierda anti-marxista-leninista que consiste en confundir la esencia, el contenido de clase con las formas y particularidades nacionales, al mismo tiempo que ignora la correlación de fuerzas entre clases a escala nacional e internacional, que necesariamente tiene que influir en el proceso revolucionario.

Absolutizar o subestimar las particularidades nacionales hasta el punto de cambiarle el significado al fondo, la esencia de clase del proceso revolucionario, es caer en una desviación de derecha y capitular en la lucha de clases y la lucha nacional revolucionaria para emanciparse de la dominación imperialista. 

Ignorar o subestimar las particularidades nacionales hasta el punto de no considerar ningún compromiso, de no tener en cuenta la realidad de la correlación de fuerzas como hacen los grupos trotskistas sectarios que oponen sistemáticamente frente popular y clase contra clase, es convertirse en un revolucionario de salón que no merece más que el desprecio de las clases oprimidas.

Los hay que dedican su tiempo en construir murallas de China entre la matriz de las revoluciones que es Octubre de 1917 y las revoluciones china, coreana, vietnamita, cubana. Pero si bien ninguna es la copia de la otra, tienen, por el lugar y el papel de los Partidos Comunistas respectivos, a la vez grandes diferencias ligadas a las condiciones nacionales propias y a las condiciones del momento, y grandes similitudes ligadas a las clases sociales que representan, aunque en este plano también tienen ciertas particularidades, en particular en lo que respecta a la cuestión de las alianzas con las burguesías nacionales.

La URSS liquidó a la burguesía como clase social al expropiarla cuasi-integralmente entre 1928 y 1936, lo cual no es el caso en China. En Cuba lo esencial de la burguesía se ha exiliado donde está el gran hermano de clase, que al mismo tiempo es amo y señor en Miami en los Estados Unidos. En Corea, la burguesía se ha dotado de su Estado de clase en el sur bajo la protección del imperialismo USA. En Vietnam, los burgueses han sido saboteados en su proyecto de Estado en el sur y muchos se han convertido en "boat-people" recuperados por los imperialistas de Europa y Estados Unidos.

No hay fundamento científico alguno para exagerar las diferencias existentes hasta el punto de estar ciego ante el contenido de clase y el objetivo de clase de las experiencias revolucionarias comunistas. Tampoco se puede, excepto si queremos insultar el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, hacer de los errores cometidos por los unos y los otros (y los hubo a veces de una gran importancia como el de la división del Movimiento Comunista Internacional y el de las alianzas con el imperialismo) como si tuvieran el alcance irremediable de la traición criminal de la socialdemocracia durante la guerra imperialista de 1914-1918, que apoyaba y llamaba a los obreros de cada país a dispararse entre ellos para los intereses de los capitalistas o la traición de la dirección del PCUS que entre 1985 y 1991 organizó la derrota del campo socialista, la contrarrevolución burguesa y la restauración del capitalismo en la patria de Lenin.

Hay que decirlo claramente: las experiencias socialistas-comunistas en curso en China, en Corea del Norte, en Vietnam y en Cuba ponen en tela de juicio las pretensiones pomposas de los oportunistas de derecha y de los izquierdistas sectarios en el Movimiento Comunista en cada país y a escala internacional.

Aquellos y aquellas que adquieran consciencia de ello deben reestudiar estas experiencias a la luz de los hechos y de la práctica para reaprender, sobre la base del materialismo dialéctico y del materialismo histórico, las verdaderas lecciones de Octubre de 1917 y del marxismo-leninismo como guía para la acción revolucionaria del proletariado y de los pueblos oprimidos.

Dicho esto: todas estas experiencias plantean la cuestión fundamental de Lenin en la época de la NEP en cada etapa de su desarrollo: ¿Quién vencerá? Allí es donde la vigilancia debe ser rigurosa sin capitular jamás frente al enemigo de clase interior y exterior. La URSS, que se había deshecho de la clase burguesa, sufrió la derrota y el regreso del capitalismo, por lo tanto es aún más cierto para los países donde coexiste el proletariado a la cabeza del Estado y las burguesías en la economía. Pero en vista de los éxitos de los supervivientes del campo socialista, no hay ningún motivo para alarmarse en cada giro de la lucha de clases en estos países resistentes que actualmente le hacen honor al comunismo mundial.

Cartel chino que compara la Comuna de Shanghái (1922), que prepara la revolución china, con la Comuna de París (1871)

Fuente: http://cercles.communistes.free.fr/chb/publi/tracts/2018_09_01_chine.pdf

lunes, 24 de diciembre de 2018

Se reduce desertificación y aumenta cobertura forestal en China en 40 años

BEIJING, 24 de diciembre (Xinhua) -- China ha reducido la desertificación e incrementado la cobertura forestal desde 1978, gracias al Programa de Forestación Tres-Norte (TNAP, siglas en inglés), de acuerdo con un informe dado a conocer hoy lunes.

Implementado en el noreste, el norte y el noroeste del país, el TNAP es un programa nacional para luchar contra la erosión de los suelos y el daño causado por el viento y la arena, a través de la siembra de bosques de ciertas especies que fortalecen la tierra sobre la que crecen.

El área de los llamados "bosques de reparación de arenas" se ha incrementado en un 154 por ciento en los últimos 40 años, lo que ha contribuido a la reducción de la desertificación en cerca de un 15 por ciento, según un informe emitido conjuntamente por la Administración Nacional de Bosques y Praderas y la Academia de Ciencias de China.

A lo largo de las últimas cuatro décadas, el TNAP aumentó el área cubierta de bosques en 30,14 millones de hectáreas y elevó la tasa de cobertura forestal del 5,05 por ciento al 13,57 por ciento en las regiones donde se aplica, precisó Liu Dongsheng, subdirector de la administración.

"El área desertificada de China se ha reducido significativamente desde el año 2000 gracias a la construcción del TNAP y a la conciencia cada vez más generalizada de la ciudadanía con respecto a la protección ambiental", dijo Zhu Jiaojun, director del Instituto de Ecología Aplicada, con sede en la ciudad de Shenyang, capital de la provincia nororiental de Liaoning.

El programa también ha jugado un importante papel en la prevención de las tormentas de arena en la región Beijing-Tianjin-Hebei.

Los bosques protectores del TNAP ayudan a prevenir las tormentas de arena al eliminar las fuentes de arena, explicó Zhu.

De acuerdo con datos oficiales, el tiempo de tormentas de arena por año cayó de 5,1 días en 1978 a 0,1 días en 2015.

jueves, 20 de diciembre de 2018

Todo el partido y toda la sociedad deben adquirir una concepción marxista de la mujer

*En lo que viene, el camarada Jiang Zemin antiguo secretario general del PCCh, nos ofrecerá un análisis de la cuestión de la mujer desde el marxismo. Hemos de ser conscientes del contexto en el que se produce el discurso, en el de una China que despertaba del feudalismo 40 años ha con unas fuerzas productivas muy atrasadas, y un país del tercer mundo al fin y al cabo. Como es natural, la cuestión de la mujer no puede ser abordada del mismo modo que puede serlo en Occidente, al igual que cualquier otra, por este motivo podremos encontrar premisas que a nuestra percepción occidental, de un mayor desarrollo de las fuerzas productivas, sean atrasadas.

Sin embargo se manifiestan unos puntos cardinales comunes a todas las naciones que obedecen a las leyes fundamentales del materialismo histórico, y esto es bien necesario tenerlo en cuenta ante la ofensiva ideológica que está sufriendo el proletariado occidental por parte del posmodernismo y otras concepciones burguesas, las cuales pretenden aislar y secuestrar a la mujer obrera para volverla en contra de la clase trabajadora y los pueblos oprimidos del mundo. Leamos.


Por el camarada Jiang Zemin 

Discurso pronunciado el 7 de marzo de 1990 en un mitin conmemorativo del 80.º aniversario del Día Internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo). 

El Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el 8 de marzo, creado en atención a las aspiraciones de libertad e igualdad de las numerosas mujeres oprimidas, se ha convertido a partir de la misma fecha de su constitución en una bandera de las mujeres trabajadoras de todo el mundo en su lucha unida por la emancipación. Al correr de 80 años, los movimientos femeninos se han desarrollado con ímpetu a lo largo y ancho de nuestro planeta. Las reclamaciones en pro de la liberación femenina y la igualdad entre ambos sexos han desembocado en una corriente histórica irreversible en la comunidad internacional.

El movimiento por la emancipación de las mujeres en China ha seguido una trayectoria tan ardua como gloriosa. Con la introducción de ideas de la revolución democrática burguesa, el movimiento femenino chino brilló radiante en determinado momento de la época moderna del país, pero se vio deprimido muy pronto por el fracaso de la revolución democrática dirigida por la burguesía. No lograría desarrollarse con brío y reemprender audaz su rumbo hasta su incorporación orgánica, bajo la dirección del Partido Comunista de China, al movimiento revolucionario proletario. Ya mostró gran vitalidad y fuerza en el apogeo revolucionario en 1924, cuando en Guangzhou, núcleo de la Gran Revolución, se celebró por primera vez el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. En los decenios subsiguientes, el movimiento iría adquiriendo una forma relativamente completa en el curso histórico de la revolución y la construcción de China, y se ha convertido, al igual que los de los obreros, los campesinos y los jóvenes, en un importante componente del gran movimiento revolucionario de masas de nuestro país.

La teoría que sigue el Partido Comunista de China para guiar el movimiento femenino son los fundamentos del marxismo y su concepción de la mujer. Se trata de una concepción que implica analizar y sintetizar de manera científica, haciendo uso de la concepción del mundo y la metodología del materialismo dialéctico e histórico, problemas esenciales como la evolución de la condición social de las mujeres, el papel y los derechos sociales que les corresponden y las vías de la lucha por su emancipación. Esta concepción de la mujer forma parte del sistema teórico del marxismo. Los principales aspectos que la componen son:

Primero, la opresión de la mujer es un fenómeno social propio de de- terminadas fases del desarrollo histórico de la humanidad. En la antigüedad remota ya hubo igualdad entre ambos sexos. Sólo con la creación de la propiedad privada y el antagonismo de clases en la comunidad humana la mujer iba a quedar despojada de su derecho de propiedad sobre los bienes y excluida del trabajo en la sociedad, reduciéndose a ser esclava de la familia y dependiente del hombre. Este fenómeno es producto de ciertas circunstancias históricas, por lo que será sustituido inevitablemente por la igualdad entre hombre y mujer bajo las nuevas condiciones históricas.

En segundo lugar, el nivel de la emancipación femenina es un indicador natural para valorar la liberación general. En una sociedad basada en la propiedad privada, el que la mujer se encuentre oprimida es en esencia una manifestación particular de la opresión de clases. Esta situación existente allí no sólo se ve determinada por el sistema socioeconómico y protegida por el régimen sociopolítico, sino que también ha penetrado en la mentalidad de la gente a través de la ideología social. Por lo tanto, la emancipación de la mujer tiene que hacerse realidad junto con la liberación social de todo el pueblo explotado y oprimido.

Como tercer aspecto, una importante condición previa para la emancipación de la mujer es su incorporación al trabajo en la sociedad. A fin de cuentas, es la condición productiva de una persona en la sociedad lo que determina su condición social y familiar. Como Engels señaló, “La emancipación de la mujer y su igualdad con el hombre son y seguirán siendo imposibles mientras permanezca excluida del trabajo productivo social y confinada dentro del trabajo doméstico, que es un trabajo privado”[1]. Esta condición previa sólo puede lograrse verdadera y plenamente bajo el sistema socialista.

En cuarto lugar, la liberación femenina es un largo proceso histórico. Está condicionada tanto por las relaciones de producción como por las fuerzas productivas, e influenciada tanto por el nivel de la producción material como por el grado de civilización moral. Derrocar el sistema social de opresión del ser humano por el ser humano y establecer el poder estatal bajo el cual el pueblo es dueño del país proporciona la garantía fundamental para alcanzar la emancipación de la mujer y la igualdad entre ambos sexos. Sin embargo, pasar de esta igualdad en sentido jurídico a una de he- cho es una tarea todavía muy ardua.

Y en quinto y último lugar, las mujeres desempeñan un papel de gran significado en crear la civilización humana e impulsar el desarrollo social. Tanto la mujer como el hombre son promotores de progreso histórico humano y creadores de civilización material y moral para la sociedad, por lo que deben tener por igual dignidad, integridad, derechos y condición. En la procreación humana, la mujer, con mayor valor intrínseco, ha hecho contribuciones particulares. Respetarla y protegerla constituye una importante marca de progreso social y, asimismo, una norma legal y una conducta ética propias de una sociedad civilizada.

En el proceso de combinar los principios generales del marxismo con la práctica concreta de la revolución china, el Partido Comunista de China siempre ha prestado atención a aplicar los fundamentos del marxismo y su concepción de la mujer al análisis, estudio y solución de los problemas de ésta. En cada fase de desarrollo de la revolución y la construcción del país, nuestro Partido ha formulado directrices y decisiones explícitas para el movimiento femenino, garantizando así su desarrollo continuo por un rumbo correcto.

El camarada Mao Zedong emitió una célebre sentencia imbuida de filosofía y pasión: “El día en que las mujeres de todo el país se pongan de pie, será el momento en que triunfe la revolución china”[2]. Se trataba de una ardiente esperanza de que las mujeres chinas se lanzaran a la revolución, y también un cálido elogio a ellas por su papel histórico con tal actuación. Las mujeres chinas, al integrar la conquista de la propia emancipación con la del proletariado y las amplias masas populares y la de la nación china, han hecho méritos históricos indelebles en las prolongadas guerras revolucionarias, luchando heroicamente y avanzando en oleadas sucesivas sin detenerse ante el derrame de sangre y el sacrificio.

La fundación de la Nueva China ha permitido a las mujeres de todo el país lograr su emancipación histórica. En el Programa Común, que aprobó con carácter de Constitución provisional la I Sesión Plenaria de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, se declaraba explícitamente “la abolición del sistema feudal que ataba a las mujeres” y se estipulaba que “la mujer goza de iguales derechos que el hombre en la vida política, económica, cultural, educacional y social, y se implanta la libertad de matrimonio para el hombre y la mujer”. En la Constitución, las leyes y los reglamentos pertinentes promulgados en el país en sucesivas ocasiones posteriores, se han formulado estipulaciones más claras y perfeccionadas sobre los derechos de la mujer. El Partido y el Estado han adoptado también una serie de políticas y medidas para crear continuamente condiciones favorables para que una abundancia de mujeres se incorpore a la producción social, participe y delibere sobre los asuntos estatales, reciba educación y tenga libertad de matrimonio.

Bajo el sistema socialista, las mujeres de las diversas etnias de nuestro país han alcanzado a liberar al máximo su inteligencia y sabiduría, antes trabadas. Al desplegar el espíritu de poseedoras del país, se han consagrado con dinamismo a la lucha por erradicar los vestigios feudales y han participado ampliamente en la construcción socialista y otras actividades sociales, poniendo en juego su papel insustituible en diversos ámbitos, como la producción industrial y agrícola, la educación, la ciencia, la cultura y la sanidad. Se ha robustecido constantemente el contingente de trabajadoras, y de éstas ha brotado un gran número de cuadros, estudiosas y especialistas. Como nuevas activistas en la construcción socialista del país, las mujeres se han ganado cada vez más reconocimiento y encomio en la sociedad. A partir de la III Sesión Plenaria del XI Comité Central del Partido, han podido en su inmensa mayoría emancipar aún más la mente, actuar con autosostenimiento y autofortalecimiento, mantener firme la línea fundamental del Partido y entregarse a la gran práctica de la modernización socialista, la reforma y la apertura, por lo que han contribuido notoriamente a salvaguardar la situación de estabilidad y unidad en lo político, desarrollar la economía nacional, elevar el nivel de las fuerzas productivas sociales, hacer florecer la educación, la ciencia y la cultura, y fomentar la civilización moral socialista. Su talento infinito y su gran fuerza se han hecho valer cada vez más a plenitud.

Al echar una mirada retrospectiva a la evolución histórica del movimiento femenino en China, se puede sacar la siguiente conclusión fundamental: sin la dirección del Partido Comunista de China y la garantía del sistema socialista, habría sido imposible la emancipación de las mujeres chinas. Reafirmarse en tal dirección y en el camino socialista es la opción histórica del pueblo chino y, a la vez, una vía inevitable para el movimiento por la liberación femenina en el país.

En el mundo de hoy se dan muchos nuevos cambios, circunstancias y problemas, pero la corriente histórica de paz, desarrollo y progreso de la humanidad es irreversible. Debemos seguir nuestro propio camino de manera firme y persistente, conforme a la línea establecida por la III Sesión Plenaria del XI Comité Central del Partido y al espíritu de las Sesiones Plenarias IV y V del XIII Comité Central, y de acuerdo con el grandioso proyecto concebido por el camarada Deng Xiaoping para la construcción de un socialismo con peculiaridades chinas.

El decenio venidero va a constituir una fase crucial para materializar las metas estratégicas generales de la modernización socialista del país y, asimismo, un periodo significativo para determinar el futuro destino de la nación china entre la prosperidad y la decadencia, entre la gloria y la deshonra. Hemos de mantener siempre la estabilidad social, consolidar y fomentar una situación política de estabilidad y unidad, y realizar de manera concienzuda y apropiada la labor de rectificación y saneamiento y la profundización de la reforma, con el propósito de lograr un desarrollo continuo, estable y coordinado de la economía nacional y duplicar una vez más el producto nacional bruto a finales del presente siglo. Para cumplir estas tareas, debemos apoyarnos en las amplias masas populares, incluidas las mujeres. De no haber sido por la lucha heroica y la entrega consciente de las mujeres de todas las etnias del país, que representan la mitad de la población, habrían sido imposibles los grandes éxitos de la revolución, la construcción y la reforma de China.

La mujer china tiene la bella tradición de aportar fuerzas al país y ganar honores para la nación. En el actual periodo de trascendencia histórica, las mujeres de las diversas etnias y de los diferentes círculos sociales deben afianzarse en su fe, estrechar la unidad, tratar correctamente las relaciones entre los intereses personales y los estatales y entre los inmediatos y los de largo alcance, y proceder con laboriosidad y economía en la construcción del país y el gobierno del hogar, con el objeto de hacer más aportes a la labor de rectificación y saneamiento, a la profundización de la reforma, a la estabilidad social y al desarrollo económico. Deben promover con entusiasmo modos de vivir científicos, sanos y civilizados, romper con todo tipo de normas obsoletas, malas costumbres y supersticiones feudales, aplicar a conciencia la planificación familiar y esmerarse en la formación de la generación venidera, desempeñando su importante papel en el fomento de la civilización moral socialista. Que las mujeres de la parte continental y las compatriotas de Taiwan, Hong Kong y Macao vayan mano con mano para impulsar conjuntamente la gran causa de reunificar la patria y revitalizar la nación china.

El Partido y el gobierno depositan su ardiente esperanza en las numerosas mujeres. Desean que ustedes, con miras a asumir mejor sus tareas en los distintos terrenos, procuren elevar su propia calidad, adquirir conocimientos culturales, científicos y tecnológicos, fomentar el espíritu de respeto, confianza, sostenimiento y refuerzo propios, y afianzar aún más el sentido de misión histórica y el de responsabilidad social para convertirse en nuevas mujeres socialistas dotadas de ideales, ética, cultura y disciplina.

Las mujeres soportan dos cargas pesadas, el trabajo y la familia, por lo que pueden encontrar dificultades de algún que otro tipo en el curso de avance. Los comités del Partido y los gobiernos de las diversas instancias deben prestar oído atento a la voz de ellas, preocuparse de sus sufrimientos, defender sus derechos e intereses legítimos y esforzarse por aplacar sus inquietudes y resolver sus apuros, al tiempo que fortalecer eficazmente la dirección sobre la labor de la Federación de Mujeres y ayudarla a subsanar las dificultades y problemas en el trabajo. Los distintos sectores pertinentes de la sociedad también han de empeñarse en hacer más cosas positivas y sustanciales a favor de las masas femeninas. La sociedad en su conjunto tiene que adquirir una concepción civilizada y progresista de la mujer.

Notas:

  1.  F. Engels: El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.
  2. Mao Zedong: “Discurso en el acto de inauguración de la Universidad de Mujeres de China”.
Fuente: Teoría china

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Xi Jinping anuncia una aplastante victoria sobre la corrupción en China

El presidente de China, Xi Jinping, en una recepción en Gran Salón del Pueblo en Pekín, el 10 de diciembre del 2018.
El presidente de China, Xi Jinping, ha declarado este martes que su nación ha alcanzado una "victoria aplastante" sobre la corrupción durante un discurso realizado en Pekín para conmemorar el 40.º aniversario de la reforma económica china.

El mandatario comentó que este triunfo se ha podido lograr gracias a la "campaña anticorrupción en el país" y a que en el gigante asiático se ha fortalecido el poder de la ley, que ahora proporciona garantías institucionales y legales más sólidas.

Automóviles nuevos estacionados en Guangzhou, China, 9 de julio de 2018.China suspenderá los aranceles adicionales a los automóviles importados de EE.UU.
El también líder del Partido Comunista de China añadió asimismo que en las pasadas cuatro décadas "se han logrado progresos en todos los ámbitos" en materia de derechos humanos y el país ha desarrollado su "democracia socialista", recoge la agencia Xinhua.

En cuanto a la política exterior, Xi evitó comentar las tensiones comerciales con EE.UU. Sin embargo, defendió el derecho de su pueblo a tomar decisiones soberanas: "Nadie está en condiciones de dictar a los chinos lo que debe o no debe hacerse", apuntó.

Fuente: RT

José Antonio Egido sobre los 40 años de reforma y apertura en China


martes, 18 de diciembre de 2018

China, de la miseria a la hegemonía

Un hombre posa para una fotografía delante de un gran cartel con una imagen de Deng Xiaoping en Shenzhen (Nicolas Asfouri / AFP)
*Nota de Manos Fuera de China: la opinión del autor no coincide necesariamente con la nuestra, particularmente en relación a lo que afirma sobre la inexistente "matanza" de Tiananmen.

Por Ismael Arana

De llevar cupones de racionamiento en el bolsillo a un móvil de última generación. De gastar 14,8 yuanes al año en ropa por hogar a pagar 3.316. De la bicicleta al coche. De visitar el pueblo de un primo a viajar a París o Nueva York. De que la gente viviera 65 años a que lo haga 76. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero no parece que este sea el caso de China, el país en el que, posiblemente, más ha mejorado la vida de sus habitantes en menos tiempo de toda la historia.

Este martes, se cumplen exactamente 40 años desde que dio comienzo la política de Reforma y Apertura auspiciada por Deng Xiaoping, un conjunto de medidas que hicieron posible que este gigante dejase de lado el maoísmo, se abriera y experimentara un cambio radical que arrastró al mundo entero. Si aquel socialismo con características chinas arrancó con una economía hecha trizas que representaba el 1,75% del global mundial, cuatro décadas después, el país ya es la segunda economía del mundo y acumula un 15% de la riqueza total. Por el camino, ha logrado sacar a más de 700 millones de personas de la pobreza, sobre todo en el ámbito rural.

Son vidas como la de Yan Weijun, una mujer de 67 años que hace 40 apenas podía mantener a su prole con el trigo, el maíz y los cacahuetes que cultivaba. “La vida era amarga. Cuidaba de mis tres hijos y siempre trabajaba hasta después de la medianoche. Luego me levantaba a las 5 de la mañana para volver a empezar. Día tras día, no había final”, rememoró al diario South China Morning Post esta campesina que sólo pudo terminar la escuela primaria.

Pero si ella representa las penalidades de la era de Mao, su hija de 40 años, Chen Chaogen, es el fruto de los cambios impulsados por las reformas de Deng. “Siempre trabajé duro y, poco a poco, me fui abriendo camino, pero no creo que fuera eso lo que contribuyó a mi éxito personal. Vivir en una época de cambios y con una economía en fuerte crecimiento contó mucho más”, aseguró al rotativo esta alta ejecutiva, para la que la escasez material es un recuerdo lejano.

De llevar cupones de racionamiento en el bolsillo a un móvil de última generación. De gastar 14,8 yuanes al año en ropa por hogar a pagar 3.316. De la bicicleta al coche. De visitar el pueblo de un primo a viajar a París o Nueva York. De que la gente viviera 65 años a que lo haga 76. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero no parece que este sea el caso de China, el país en el que, posiblemente, más ha mejorado la vida de sus habitantes en menos tiempo de toda la historia.

Este martes, se cumplen exactamente 40 años desde que dio comienzo la política de Reforma y Apertura auspiciada por Deng Xiaoping, un conjunto de medidas que hicieron posible que este gigante dejase de lado el maoísmo, se abriera y experimentara un cambio radical que arrastró al mundo entero. Si aquel socialismo con características chinas arrancó con una economía hecha trizas que representaba el 1,75% del global mundial, cuatro décadas después, el país ya es la segunda economía del mundo y acumula un 15% de la riqueza total. Por el camino, ha logrado sacar a más de 700 millones de personas de la pobreza, sobre todo en el ámbito rural.

Son vidas como la de Yan Weijun, una mujer de 67 años que hace 40 apenas podía mantener a su prole con el trigo, el maíz y los cacahuetes que cultivaba. “La vida era amarga. Cuidaba de mis tres hijos y siempre trabajaba hasta después de la medianoche. Luego me levantaba a las 5 de la mañana para volver a empezar. Día tras día, no había final”, rememoró al diario South China Morning Post esta campesina que sólo pudo terminar la escuela primaria.

Pero si ella representa las penalidades de la era de Mao, su hija de 40 años, Chen Chaogen, es el fruto de los cambios impulsados por las reformas de Deng. “Siempre trabajé duro y, poco a poco, me fui abriendo camino, pero no creo que fuera eso lo que contribuyó a mi éxito personal. Vivir en una época de cambios y con una economía en fuerte crecimiento contó mucho más”, aseguró al rotativo esta alta ejecutiva, para la que la escasez material es un recuerdo lejano.

Para lograr tamaña transformación, Deng apostó por aflojar los controles gubernamentales sobre la economía y ciertas libertades individuales. Los agricultores pudieron vender sus excedentes y obtener ganancias. A los emprendedores se les permitió fundar sus propios negocios. Se establecieron varias “zonas económicas especiales”, que posibilitaban el libre comercio. “Da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones”, sintetizó el propio Deng.

Eso sí, siempre sin tolerar ni un desafío a la autoridad del Partido Comunista Chino (PCCh), que enterró cualquier posibilidad de reforma política con la matanza de la plaza Tiananmen del 4 de junio de 1989.

Consciente de la grandeza adquirida, China está conmemorando este 40.º aniversario con toda la pompa que era de esperar. Y ya de paso, está aprovechando para reforzar el culto a la figura de su actual dirigente, Xi Jinping. Así ha quedado de manifiesto en la colosal exposición Grandiosa Reforma inaugurada en noviembre en el Museo Nacional de Historia de Pekín, donde el protagonismo de Xi, que lleva seis años en el poder, hace sombra al resto de sus predecesores, incluido al reformista Deng, que ocupa un papel secundario en la muestra.

Xi Jinping protagoniza la exposición que el Museo Nacional de Historia de Pekín dedica a los 40 años de transformación económica (FRED DUFOUR / AFP)
Desde luego, nadie cree que sea una casualidad que las decenas de imágenes del actual mandatario con las que se ilustran los logros de la China moderna sean unos centímetros más grandes o estén más elevadas que las del resto. “El significado simbólico de la exposición es que la era de Deng Xiaoping ha llegado a su fin, que China está avanzando y ha entrado en un nuevo mundo: la era de Xi”, resumió al respecto el analista político, Chen Daoyin.

Para los detractores del presidente, a esta nueva era le está acompañando un preocupante desmantelamiento del legado de Deng: se han eliminado los límites temporales al mandato presidencial impuestos para evitar que se repitieran los excesos personalistas de los tiempos de Mao; el Estado y el Partido cada vez están más unidos; el sector privado está perdiendo terreno con respecto al público, fuertemente respaldado por un Estado que lleva años sin afrontar las reformas prometidas; y a nivel exterior, el país ha abandonado su tradicional segundo plano para adoptar un papel más asertivo en consonancia con su mayor poderío político, económico y militar.

Sin embargo, el aniversario no llega en el mejor momento para China, cuya economía crece al menor ritmo de las últimas décadas y afronta su futuro con numerosas dudas. El entorno internacional, hasta hace poco propicio para los avances chinos, se ve hoy amenazado por el proteccionismo abanderado por el presidente estadounidense, Donald Trump. También de Washington provienen otros desafíos a sus sueños de grandeza, como la guerra comercial o la batalla por el dominio tecnológico mundial, que China asegura que está detrás de la sonada detención en Canadá de la directora financiera de la tecnológica Huawei, Meng Wanzhou.

Fuente: La Vanguardia

lunes, 17 de diciembre de 2018

China, vanguardia de la ecología real

Ciudad-bosque de Liuzhou, en proyecto para 2018, enteramente autosuficiente en el plano energético y destinada a la mejora de la calidad del aire y de la biodiversidad.
*Artículo que nos han facilitado de la página ecologista en francés "Germinal", que data de junio de 2017 pero que por su interés hemos decidido traducir y publicar hoy. 

Por Guillaume Suing

Es algo que ya se sabe: China es uno de los principales contaminantes del mundo. Evidentemente, siempre se cita la cifra bruta, pero jamás la cifra por habitante[1]… ¡pero es ahora evidente que el voluntarismo del Estado chino en materia de lucha contra la contaminación del aire y el calentamiento climático, que constó en particular en el último Congreso del Partido Comunista Chino en 2012 [NdT: a día de hoy el último Congreso del PCCh ya fue en 2017], está dando sus primeros frutos, que son de una talla considerable!

En efecto, China ha pasado de la simple represión financiera de las fábricas más contaminantes (que se mantiene en la actualidad pero se está encontrando evidentemente con frenos locales en el plano del sector privado) al financiamiento masivo de grandes planes urbanos de restauración de la calidad del aire y la biodiversidad, así como a una política tenaz de reconversión energética del territorio.

En lo que respecta a la energía, se sabe por ejemplo que proyectos de centrales nucleares chinas descansaban inicialmente en el principio de “fisión de sal fundida” (torio), cosa en la cual los chinos fueron pioneros en los años 70, oponiéndose al principio de fisión del uranio (centrales nucleares de alto riesgo y de fuerte producción de residuos radiactivos en nuestros países)[2]. Este tipo de central, que limita de forma considerable los residuos, ya no se estudia en Occidente a falta de financiamiento y bajo la presión del lobby militaro-industrial: éste recicla el uranio empobrecido para armamento, mientras que las centrales de sales disueltas no lo producen y emplea el mismo combustible para las bombas atómicas. Es a falta de tecnología que el país [NdT: probablemente se refiere a Francia] tuvo que abandonar esta oportunidad en los años 70, pero el Estado chino lleva a cabo actualmente el único proyecto de gran amplitud en la actualidad para la implantación de estas centrales, con un financiamiento de 250 millones de dólares y una apertura en menos de 20 años (fuente “Un nuclear seguro existe, y China abre la puerta con el torio”, The Telegraph, marzo de 2011).[3] Ésta abrirá una verdadera revolución energética en la región.

El Estado chino quiere por lo tanto dotarse de energías llamadas “limpias”, rechazando los gases de efecto invernadero (no producidos por la energía nuclear) y no obstante de alto rendimiento, para salir de la muy contaminante industria del carbón, que aun domina el mercado chino.

Por otra parte, China se ha ilustrado recientemente al poner en marcha este año la primera mega-central flotante de energía solar en Huainan, cerca de Shanghái, y se coloca en el primer lugar mundial en lo que respecta a la energía hidroeléctrica (renovable, no intermitente y sin residuos).

En lo que respecta a los proyectos urbanos, estamos hablando de una indiscutible vanguardia: el Estado chino promueve en varias ciudades la construcción de “ciudades-bosques” para 2020, ¡y no se trata de “hermosas promesas”, es algo concreto! Se habla mucho este mes [NdT: se refiere al mes de junio de 2017] de la famosa Liuzhou Forest City, que será la primera ciudad enteramente concebida para la mejora de la calidad del aire, de la biodiversidad y del ahorro de energías. Podrá acoger a 35.000 habitantes. Una ciudad similar de 100.000 habitantes también está prevista en Shijiakhuang, así como dos grandes “torres forestales” en la ciudad de Nanjing (previstas para 2018), que son edificios revestidos con 23 especies de árboles y 2500 arbustos.

Liuzhou Forest City contiene 40.000 árboles y más de 100 especies diferentes, que podrán acoger la fauna, particularmente la avifauna local, y ofrecer a la ciudad una cobertura térmica natural que permita el ahorro de energía durante el invierno, y una sombra suficiente durante el verano. Esta cobertura vegetal absorberá 1000 toneladas de dióxido de carbono al año y 57 toneladas de contaminantes, produciendo al mismo tiempo 900 toneladas de oxígeno. La ciudad será enteramente autosuficiente en el plano energético: energía solar y energía geotérmica serán sus recursos
exclusivos.

Su superficie será voluntariamente reducida (175 hectáreas) para dejar un mayor lugar a la naturaleza circundante, y será conectada a las ciudades de alrededor mediante una red ferroviaria y de carreteras enteramente eléctrica.

El ejemplo de Liuzhou Forest City debería hacernos reflexionar más allá de la anécdota. ¿Propaganda totalitaria? ¿Bluf político? ¿”Capitalismo verde”? Nuestros ecologistas harían bien en hacerse las preguntas que se imponen: a partir del momento en que un país se ha desarrollado suficientemente en el plano económico (es el caso en nuestro país como en China), ¿por qué la ecología política debería ser objeto de suspicacia con términos como “proyecto faraónico”, “desmesurado” (términos encontrados en la prensa irónica, pero que está obligada a hablar de ello[4]) para promover solamente soluciones “familiares”, “locales”, en medio de un océano de agro-business, de productivismo industrial desenfrenado y de búsqueda capitalistas del máximo e inmediato beneficio? ¿No es evidente que los únicos proyectos viables y duraderos desde el punto de vista de la protección del medio ambiente a gran escala sólo pueden apoyarse sobre políticas pensadas, financiadas y planificadas por una economía nacional soberana, y nunca por la libre empresa y la competencia inter-imperialista? ¿No es evidente que a escalas diferentes, los únicos Estados que destacan en este tipo de política de protección medioambiental sean Cuba y China?

Al igual que en muchas otras cuestiones, desde la industria aeroespacial a las grandes políticas industriales en los países atrasados, es el socialismo, es decir la capacidad de invertir masivamente (y sin esperar un retorno inmediato de la inversión), a escala nacional y de manera coercitiva en planes de protección del suelo, de los recursos energéticos y del ambiente natural, quien resulta más efectivo y prometedor. Incluso en un grado menor en países que han sufrido un retroceso político debido a la desaparición del campo soviético en los años 90, se colocan de inmediato a la vanguardia de una verdadera “revolución verde”, cuyos resultados nuestros militantes ecologistas en los países imperialistas deben estudiar.

[1] Ocho toneladas de carbono producidos por habitantes en China contra diez en la Unión Europea y veinte en los Estados Unidos.
[2] Las centrales que funcionan en base a este principio son las únicas para las cuales un sobrecalentamiento del reactor se apaga inmediatamente por la dilución inmediata de la reacción en cadena, por la fundición de un tapón de control: la sal fundida es a la vez el fluido portador de calor y su primera barrera de confinamiento. Verte el documental del canal Arte “Torio, la cara oculta de lo nuclear” [https://www.youtube.com/watch?v=9tPoOMHxrao]
[3] http://www.telegraph.co.uk/finance/comment/ambroseevans_pritchard/8393984/Safe-nuclear-does-exist-and-China-is-leading-the-way-with-thorium.html
[4] https://sciencepost.fr/2017/06/chine-commence-construction-de-premiere-ville-forestiere-monde/

Fuente: https://germinallejournal.jimdo.com/2017/06/30/la-chine-avant-garde-de-l-écologie-réelle/

Geopolítica: Michel Collon sobre China y la Nueva Ruta de la Seda (3)

Romper los BRICS

El conflicto contra China y Rusia posee una dimensión más larga. Detrás de ellas, lo que Washington tiene como objetivo es el conjunto de los países del Sur: África, Asia, América Latina. El eje Beijing-Moscú será fuerte si consigue federar a diferentes países, en una gran alianza contra la hegemonía de los Estados Unidos.

Empezando por los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). Porque al dúo ya citado se han añadido tres grandes economías del tercer mundo; Brasil, India y Sudáfrica. Y algunos de sus proyectos tienen razones para seducir a la mayoría de países del Sur. Particularmente el proyecto de banco Sur-Sur.

¿Qué proponen los BRICS? Desarrollar un sistema económico mundial que no dependa del dólar USA. Todos los países del Sur podrían así escapar al chantaje del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial. Y si los BRICS ya no utilizan el dólar americano, será el fin del actual sistema monetario internacional.

Este es el motivo por el cual las acciones llevadas a cabo estos últimos 20 años por los Estados Unidos, acciones en apariencia dispersas y sin relación entre ellas, deben ser analizadas a la luz de este gran propósito: romper los BRICS es una estrategia global que se desarrolla etapa por etapa. En esta estrategia Washington ha:

- provocado el estallido de la Unión Soviética para debilitar a Rusia.

- destruido Yugoslavia para privar a Moscú de un aliado y de un acceso al Mediterráneo.

- invadido Afganistán para instalarse en el corazón de las rutas de Asia.

- destruido Irak y Libia para debilitar a los árabes de Medio Oriente, aliados potenciales de la OCS.

- organizado una guerra sunitas-chiítas para aislar y debilitar a Irán.

- exacerbado el conflicto en las islas del Océano Índico para bloquear las rutas marítimas de Beijing.

- dado la vuelta a Birmania y Sri Lanka, dos etapas importantes para la Ruta de la Seda.

- trabajado para desestabilizar o darle la vuelta a Sudáfrica.

- organizado un golpe de Estado "jurídico" contra Dilma Rousseff en Brasil

2013, un giro histórico: el fracaso en el camino de Damasco

Claramente, Beijing es el motor de proyectos económicos y financieros que pueden transformar el mundo. Claramente, los Estados Unidos lo saben. Claramente, buscan la escalada militar por medio de injerencias militares alrededor de China. Siendo al mismo tiempo prudentes: una confrontación directa sería imposible de ganar y llevaría la potencia USA al abismo.

Frente a esta amenaza, ¿cuál es la táctica de China? Tiene todo el interés en que la competición económica y política se desarrolle de forma pacífica. Desde ese momento, el primer eje de su política internacional consiste en detener las aventuras militares de los Estados Unidos. Todas las naciones deben respetar el derecho internacional y solucionar sus conflictos en el marco de las Naciones Unidas.

En la nueva correlación de fuerzas internacional que se ha creado en los últimos años, ya no es tan simple poner en práctica la estrategia de Thomas Friedmann que hemos evocado antes: los marines como puño escondido de MacDonald's. Incluso Bush se vio obligado en 2006 a sustituir su ministro de la guerra, el super-halcón Donald Rumsfeld, por Robert Gates. Éste había sido director de la CIA, conocía mejor el terreno y se mostraba mucho más prudente. Su discurso inaugural en la Academia militar de West Point era notable: "No luchéis a menos que os veáis obligados a ello. No luchéis jamás solos. Y no luchéis jamás durante mucho tiempo."[1]

Consciente él también de los medios limitados de los Estados Unidos, Obama renunció a desatar una guerra contra Irán. Estaríamos aislados frente a China (que tiene una gran parte de nuestra deuda), frente a Rusia e incluso frente a Europa, decía. Había que hilar más fino. Es lo que hizo para atacar a Libia, y luego a Siria. Nada de GI's en el terreno, se empleó y se armó a fuerzas locales (terroristas en ambos casos), se mete en la operación a los europeos (partidos socialistas incluidos) y se cuida mucho las mentiras mediáticas para adormecer la opinión pública. ¡Objetivo conseguido!

Pero un acontecimiento decisivo ocurrió en 2011. Washington le tendió una trampa a Moscú y a Beijing diciendo que la intervención de la OTAN en Libia sólo tenía como objetivo el establecer una no fly zone para proteger a los civiles. En realidad el verdadero objetivo era, desde el principio, eliminar a Gaddafi. Para apoderarse del petróleo y del oro libios, privar a los países africanos de un financiero alternativo y transformar la correlación de fuerzas en Medio Oriente y en África, y por lo tanto en el mundo.

¡Una vez, pero no dos! Cuando en agosto de 2013 Obama, Cameron y Hollande quisieron bombardear Damasco (esta vez con la mentira mediática de las armas químicas), se encontraron con el veto de Beijing y Moscú. Hasta hubo una ayuda militar (discreta al principio). Este acontecimiento constituye un giro histórico comparable a la batalla de Stalingrado de 1943. El mundo ha podido darse cuenta de que los Estados Unidos ya no pueden agredir a cualquier país como lo deseen. El Imperio está desnudo. El mundo ha cambiado.

[1] Le Soir (Bélgica), 23 de abril de 2008.

El largo rastro de Deng Xiaoping

Por Xulio Ríos

En la historia contemporánea de China, el año 1978 marca un punto de inflexión. Se cumplen ahora cuarenta años del inicio de la política de reforma y apertura que abrió un nuevo tiempo en el proceso iniciado en 1949, cuando Mao Zedong proclamó que China se había puesto en pie. El largo mandato del Gran Timonel estaría salpicado de graves errores y tensiones en una pugna interna constante entre quienes privilegiaban el cambio de la mentalidad frente a quienes primaban la transformación de la realidad material. El antagonismo entre la ideología y la economía a la hora de priorizar la acción política solo pudo resolverse adecuadamente tras su muerte en 1976. Fue entonces cuando Deng Xiaoping, el Pequeño Timonel, tuvo el atrevimiento y la originalidad de proponer la construcción del socialismo dando un rodeo por el capitalismo.

Deng Xiaoping, figura clave

Tras la muerte de Mao, Deng Xiaoping, secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) en los años sesenta bajo la presidencia de Liu Shaoqi, necesitó dos años aún de “avance en medio de la perplejidad” para hacerse con el pleno control del aparato estatal y partidario, indispensable para dar carpetazo al maoísmo.

Deng, apodado por algunos como “el Corcho” porque siempre salía a flote de las pugnas intestinas, renacía de nuevo de las cenizas para retomar en los ochenta el curso de China donde le habían obligado a dejarlo a principios de los años sesenta, en la etapa conocida como de “restauración burocrática” que siguió al colapso del Gran Salto Adelante. El “impenitente seguidor del camino capitalista”, el que “rehúsa corregirse”, debió librar una dura contienda con la llamada Banda de los Cuatro, capitaneada por la viuda de Mao, Jiang Qing, hasta despejar el horizonte para dar rienda suelta a su obsesión: superar a marchas forzadas el atraso de la economía china abriendo paso a la liberalización, el mercado, la autonomía empresarial, los nuevos derechos sobre la tierra, la inversión exterior o la diversificación de propiedades.

Modernización y rehabilitación

Reunido en la segunda quincena de diciembre de 1978, el Comité Central del PCCh impuso un cambio de rumbo situando la modernización económica como principal prioridad. La decisión fue acompañada de una amplia rehabilitación de muchos dirigentes que habían sido injustamente represaliados en los años precedentes, algunos a título póstumo como el propio ex presidente Liu Shaoqi.

Aunque la economía, y sobre todo la agricultura, acaparó la mayor atención del reformismo en aquellos años, la rectificación de la línea ideológica supuso también una importante recuperación de la institucionalidad interna, propiciando una mayor libertad de expresión. En aquel entonces, militaban en el PCCh unos 36 millones de militantes y más de la mitad habían ingresado en sus filas tras el inicio de la Revolución Cultural. No conocían otra vida política que no fuera el estado de agitación permanente. La insistencia en el rechazo de la coerción no era un recurso retórico. De un día para otro, los omnipresentes anuncios de las obras de Mao fueron sustituidos por otros de objetos de uso cotidiano, asociando la reforma con la mejora del bienestar.

Tres claves destacadas

El significado histórico del proceso iniciado en China en 1978 trasciende el reformismo económico. En efecto, aunque este ha sido el prisma que nos ha permitido captar en el exterior la singularidad y amplitud de la transformación china de las últimas décadas, realmente, lo novedoso y rupturista del cambio alentado por Deng Xiaoping fue la apertura al exterior. En una sociedad que durante siglos vivió aislada del mundo y convencida de su superioridad civilizatoria, la decadencia experimentada a partir del siglo XIX supuso un duro revés. La apertura lanzada por Deng no solo quebraba la autarquía defendida por Mao sino que pondría punto final al aislamiento milenario del viejo Imperio del Centro. China nunca más podrá dar la espalda al mundo.

La ruptura con un pensamiento anquilosado y dogmático permitió emancipar la mente y abrir paso a una experimentación enriquecedora que con su gradualismo facilitó la conformación progresiva de un modelo a la postre híbrido y complejo como manifestación del nuevo tiempo. La expresión “un gato, blanco o negro, es bueno con tal que cace ratones”, popularizada por Deng ya a inicios de los años sesenta y ahora de nuevo recuperada, abundaba en un pragmatismo orientado a elevar la producción sin importar la etiqueta ideológica del método utilizado.

El tercer elemento a tener en cuenta es la reconciliación con la tradición. La modernización impulsada por Deng, a diferencia de los movimientos occidentalizadores de finales del siglo XIX y hasta del propio maoísmo, sentaba las bases de una revitalización que le reconciliaría con su propia cultura. El progresivo eclecticismo ideológico de que haría gala el PCCh permitiría en pocos años nuevas lecturas e interpretaciones de las grandes corrientes del pensamiento clásico chino, haciendo las paces incluso con el confucianismo, tan reaccionario a ojos de Mao.

Siendo reformista en tantos aspectos, en modo alguno cabe imaginar que Deng fuera un liberal en el sentido occidental. A su fino trazo se debe la invocación de los cuatro principios irrenunciables que insisten en perseverar en la orientación socialista de todo el proceso.

Las consecuencias del giro denguista a la vista están: un crecimiento económico exponencial, enormes alteraciones sociales, una nueva proyección en el mundo, y también desequilibrios y desigualdades quizá en mayor magnitud de las imaginadas, hoy en fase de corrección.

Deng en tiempos de Xi Jinping

El actual líder chino, Xi Jinping, comparte con Deng los grandes ejes del modelo económico. A Xi corresponde culminar su transformación para hacer de China el país grande y poderoso que ansiaba Deng. Esta compleja tarea le reserva un espacio singular en el Olimpo político chino. Pero Xi podría aspirar a más.

Xi se distancia de Deng al intentar transformar las bases de la estabilidad política china cuando aumenta el poder del Partido en todos los aspectos diluyendo el papel del Estado, al primar la lealtad acrítica sobre la competencia o el debate democrático, o cuando sustituye la tradicional modestia por un desmedido activismo internacional.

Xi aspira a sustituir el paradigma del crecimiento por el de la norma como fundamento de la legitimidad del PCCh pero, paradójicamente, pretende hacerlo cuestionando al mismo tiempo aquella institucionalidad denguista que proveyó de un liderazgo colectivo a modo de dique contra el gobierno de un solo hombre, un patrón de comportamiento que junto al resurgir de otras prácticas asociadas con el maoísmo erosiona el legado de Deng.  Y es que Xi, núcleo de la quinta generación de líderes, no quiere ser su heredero, sino superarlo.